Hace tiempo que dejamos de imaginar para ser. Fuimos, maldecimos, nos convertimos en espectros
durante un tiempo deseando haber sido lo que antes proyectamos. A pesar del
fuego algo quedo palpitando en la ceniza, el valor del querer ser, la más
genuina forma de no querer separarse a pesar de la devastación. Tuvimos mala
suerte, llego el verano y estábamos tan cerca... fue fácil que prendiese el
fuego... pero ese fuego arrollador no nacía de dentro, llegó de fuera con la
voluntad de aniquilarnos y aquí seguimos pataleando en el agua que quiso ahogar
al fuego, manteniendo las manos unidas más allá de la tragedia. Me niego a renunciar
a ti.
14/5/20
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